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Historia de Molina de Segura

 

Los Orígenes Árabes



Molina de Segura surge en un cruce que unía Alicante con Córdoba y Saltigi (Chinchilla) con Cartagena, además de pasos secundarios con Mula y Fortuna. Con este motivo debió existir un parador o mansión en el que repostaban los caminantes, en lo alto del cabeño, junto al río. Los árabes construyeron una fortaleza potenciándola con el paso del tiempo como demuestra el que no fuese asaltada por los  Omeyas en el siglo IX. Lo que suponía unas defensas importantes. 

La villa medieval de Molina Seca, situada a escasa distancia de Murcia, en el camino castellano, surge en el siglo XII, en la época de esplendor que supuso para estas tierras el encabezar el movimiento antialmorávide bajo el liderazgo de Ibn Mardenix, el famoso y carismático Rey Lobo. Él fue quien la dotó de sus primeras murallas y levantó el castillo. A partir de entonces se la cita en la documentación con relativa frecuencia.

Durante siglos mantuvo la encrucijada de caminos como vía principal, dejando el paso por Murcia en un segundo plano. Será Ibn Mardenix quien le dé un notable impulso, al igual que hizo con la Ciudad de Murcia.

Con él surgió el castillo tal y como perduró durante siglos; Molina recibió las primeras murallas, y en ella se desarrolló la vida musulmana gracias a la presencia de riegos y la potenciación del ganado. A partir de entonces se conservaron los trazados de las calles tal y como hoy los vemos en el barrio del Castillo. 

 


Los Fajardo


Tras su paso a manos cristianas fue señorío de los adelantados mayores del Reino de Murcia, lo que en ocasiones la enfrentó al concejo murciano, sufriendo ataques y sitios en momentos en que los intereses de sus señores y los de la ciudad de Murcia eran encontrados. 

Escudo de los FajardoCon el rey Alfonso X el Sabio, llegó la etapa cristiana donde Molina pasó por diversas manos. Primero, siendo cedida al hermano del rey; pasadas las revueltas árabes, Murcia la ambicionó para su término; más adelante, el infante don Juan Manuel no sólo la ocupo por las buenas, sino que consiguió que el rey se la cediese en calidad de préstamo, y en ella instaló, en diversas ocasiones, su residencia para la defensa de sus intereses frente a la ciudad de Murcia. 

Molina participó como concejo independiente en las hermandades que por diversos motivos firmaron las villas y ciudades castellanas. Mantuvo discusiones sobre el término con Murcia, pues aspiraba a llegar hasta Jumilla. 

Pleiteó por Fortuna, cuando ésta fue vendida, por creerse con derechos sobre ella, derechos que le negó la Ciudad de Murcia, consiguiendo quedársela no sin antes obligar a los molinenses a abandonar un territorio estimado como propio, pues allí tenían sus ganados y cortaban su leña. 

Se han encontrado documentos que hablan de treguas firmadas con la ciudad de Murcia cuando en ella estaba don Juan Manuel, y de pactos cuando eran los Fajardo quiénes la disfrutaban. Con éstos se formalizó el señorío, cedido a Alfonso Yánez Fajardo I, y reafirmado en su hijo Juan, quien, a través de una importante carta-puebla, otorgó unas inmejorables condiciones de convivencia a los molinenses comparadas con los concedidas a otros lugares y villas, no ya por los Fajardos sino por cualquier otros señor. 

La estructura social y administrativa funcionó invariable hasta la desamortización del siglo XIX. Hasta este periodo las aguas y los riegos a través del sistema de heredamientos y con una ordenación municipal que con el tiempo se independizó, reflejan la riqueza local medievalista, que se prolongó hasta nuestros días. 

Con Alonso Yánez Fajardo y principalmente con Pedro Fajardo, Molina sufrió numerosos ataques, cercos y asaltos ocasionados, tanto por la ciudad de Murcia, debido al enfrentamiento entre señores, como por las andanzas moras en territorio murciano. Así, por ejemplo, Mohamed el Chico la saqueó y se llevó numerosos prisioneros cristianos. Finalmente, con la mayoría de edad de Pedro Fajardo, el reino alcanzó una relativa calma que se dejó notar en Molina con una disminución de población debida a la instalación de la familia Fajardo en Murcia.

 


De las Pestes y Riadas del XVII al desarrollo económico del siglo XX 


Molina de Segura, Iglesia de la AsunciónA mitad del siglo XVII dos tragedias asolaron la población: la terrible peste de 1648 y la riada de San Calixto de 1651, sin embargo estos dos hechos parecieron ser el punto de partida de un desarrollo importante de Molina, modernizándose los regadíos y los cultivos de la huerta. 

 Aunque en los siglos XVIII y XIX Molina pareció estancarse en su desarrollo, debido al dominio del señor de la villa y, posteriormente, de la casa Zabálburu, la población y la riqueza siguió aumentando gracias, especialmente, al notable crecimiento de los riegos, producto de la puesta en funcionamiento de los pantanos de Talave, Fuensanta Cenajo y Camarillas.

Con el siglo XX, pasó a llamarse Molina de Segura, y en ella se desarrolló el negocio de la arriería, la fabricación del pimentón, pequeñas empresas familiares de conservas, etc. que se transformarán en empresas florecientes con el curso del siglo.
 

 

Engrandecimiento industrial


Son los años del engrandecimiento industrial de Molina, poniendo de manifiesto el sentido del riesgo y responsabilidad de los naturales de la villa, con un fuerte avance en la instalación de empresas conserveras y sus auxiliares que, en muy breves años, hicieron a Molina no sólo crecer demográficamente a un ritmo inusitado, debido a la inmigración laboral, sino necesitar terrenos industriales adecuados. Estos se ubicaron en la carretera nacional que une Molina con Murcia. 


Pasados los primeros años de desconcierto, se inició una mejor ordenación, por un lado, del terreno, debido, en parte, a que el mayor propietario se vio forzado, por una fuerte presión popular con manifestaciones, encierros, etc. a revertir la propiedad sobre sus arrendadores, y por otro, a una mejor capacidad de gestión municipal gracias a la aparición de la democracia. Con ésta llegó una fuerte presencia sindical que mejoró sensiblemente la asistencia obrera, la calidad de los productos y aumentó la capacidad de producción.

Los últimos años, debido a una doble crisis, la económica, conocida de todos, y la familiar, ha provocado el cierre de algunas industrias y consolidado la presencia de otras. La gestión municipal está encaminada a potenciar el comercio local, atraer nuevas empresas, a fortalecer las que existen, y a crear un espacio ideal para el trabajo productivo, como son los polígonos industriales, atendiendo adecuadamente sus dotaciones y promoción.

 

Fuente: La Región digital y web del municipio de Molina de Segura.

 

 

 

 

    

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